lunes, 7 de julio de 2014

"Dogville" (2003), Lars von Trier


Primera parte de la trilogía “Estados Unidos: tierra de oportunidades” del director Lars von Trier, que cuenta la historia de un pequeño pueblo alejado de la ciudad cuyos habitantes parecen haber construido una comunidad agradable. Nicole Kidman encarna a Grace, una joven de aspecto inocente y bondadoso que huye, atemorizada, de unos gánsteres y pide a los pueblerinos de Dogville que la ayuden a ocultarse de ellos durante un tiempo. Gracias a la ayuda de Tom Edison (Paul Bettany), un joven cuyo interés por la filosofía pretende hacer del pueblo y sus habitantes un lugar mejor, Grace conseguirá ser aceptada por la comunidad, aunque poco a poco el pueblo de Dogville mostrará su cara oculta y hará pagar a la protagonista un precio muy alto a cambio de ocultarla.


Dogville expone al espectador un filme que rompe con la faceta visual convencional del cine, mediante el uso de técnicas propias del teatro como el uso de un decorado que sugiere la presencia de un espacio determinado, la organización del filme en capítulos y la presencia de un narrador que acerca al espectador a la psicología de los personajes. Este hecho, junto a un ritmo sosegado, contribuye a la construcción de un filme cuyo potencial recae en un guión cargado de fuerza emocional, que contribuirá a que el espectador sea partícipe de la historia de la protagonista, pues a lo largo del relato Grace se verá afectada por el abuso psicológico de los habitantes de Dogville (entendido como moneda de cambio por el favor que el pueblo le hace al acogerla). En ese sentido, von Trier construye un entramado de personajes con una profundidad psicológica absoluta, que poco a poco se desnudan mentalmente hacia el espectador, mostrando su auténtica personalidad.

Von Trier es especialista en colocar a sus personajes en situaciones límite (véase Rompiendo las olas), con el objetivo de proponer reflexiones morales ­que serán decisivas para que sus personajes (protagonistas especialmente) puedan cerrar sus problemas de forma definitiva para acabar con el tormento que les producen. En Dogville, Grace deberá establecer diferencias entre el bien y el mal, para decidir qué futuro será adecuado para una sociedad que ha abusado de su bondad y la ha convertido en una persona fría.




Por último, no debemos pasar por alto que Dogville no es sólo un filme de reflexiones morales, pues se trata de un material que expone un punto de vista personal y crítico sobre la historia de los Estados Unidos junto a los otros dos filmes que forman la trilogía: Manderlay (2005), que llevará a Grace a una de las últimas plantaciones sureñas en las que la esclavitud sigue vigente, viéndose obligada a acabar con tal injusticia; y Washington, que personalmente espero que se estrene pronto.

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